lunes, 19 de noviembre de 2012

En serio, no en serie.

Si se pregunta a cualquier bonaerense sobre las 5 cuestiones que más lo preocupan, entre ellas se encontrará la (falta de) seguridad vial -24 muertes por día- y la (falta de) protección ambiental –Riachuelo; CEAMSE; disposición final de la basura; etc.-. Sin embargo el gobierno parece no comprender que la organización administrativa demanda responsabilidades, no todo es lo mismo. Finalmente se ha llevado a cabo el “enroque” entre los titulares de la APT (Transporte) y la OPDS (Ambiental) sin considerar para nada cuál ha sido el desempeño de sus titulares y en el caso de la OPDS incluso quitándola de su enclave natural, política ambiental, para acomodarla en la estructura de la jefatura de gabinete provincial. Desde estas líneas pretendo llamar la atención de mis co-provincianos porque la noticia ya ha sido desplazada de los titulares de los diarios y es una afrenta a la honestidad intelectual creer que con un cambio de nombres entre oficinas del estado puede intentar solucionarse tremendos problemas. Claramente deberíamos considerar que los titulares de ambas jurisdicciones no han sido muy eficaces en sus gestiones o bien, alguien no entiende muy bien de qué se trata gestionar. Cualquiera de las posibilidades no resulta apta para dimensionar la política pública en nuestra provincia y significa, una vez más, dejar pasar la oportunidad de encarar los problemas desde donde corresponde. Es que, en primer lugar, jamás debió quitarse de la órbita de infraestructura a transporte y ahora se hace lo mismo con la OPDS, incluso visto el fracaso rotundo que significa no haber aportado absolutamente nada al mejoramiento del transporte fluvial, ni terrestre, ni de cargas, ni de pasajeros. No se ha analizado la gestión pero ya se proponen nuevos cambios, con las mismas caras, obvio. Una organización estatal que no se hace cargo del principio de continuidad del estado ni siquiera cuando el gobierno no cambia de color político está destinada al fracaso, pero nada es gratuito y la responsabilidad, la gestión, la vida de muchos bonaerenses está en manos de quienes conducen la provincia desde fines de 2007, es hora de hacerse cargo en serio, no en serie.

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