miércoles, 10 de junio de 2015
Notas sobre urbanismo y derecho a la ciudad. Por Juan Martín COLOMBO (*) -exclusivo para mi blog-
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“El viejo París terminó (la forma de una ciudad Cambia más rápido, ¡ah!, que el corazón de un mortal)” (BAUDELAIRE, Charles, “El cisne”, en Las flores del mal).--------------------------------------------------------------------------------------
1.
Según datos de ONU-Hábitat de 2012 cerca de 7.300 millones de personas habitan el planeta. Más del 50% reside hoy en áreas urbanas.
Se prevé que para 2050 la población mundial será superior a 9.000 millones de personas, con un crecimiento exponencial de las ciudades. Que para 2030 acogerán a más del 60% de la población mundial y para 2050 más del 70%.
Cada vez hay más personas. Y cada vez hay más personas que viven en áreas urbanas. Lo que vuelve a las ciudades más grandes, difusas y desiguales. A punto tal que han desbordado hasta el concepto mismo de ciudad, que ya no sirve para definir a lo que hoy es necesario llamar megaciudades, aglomeraciones urbanas, megalópolis o áreas urbanas o metropolitanas.
El proceso de urbanización del planeta, ha sido rápido y descontrolado. Y ha traído consigo cambios bruscos en la conformación y el desarrollo de las ciudades, incontrolado e incontenido, que ha desbordado la planificación y todo límite racionales.----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
2.
Los informes ONU-Hábitat muestran que la inseguridad ciudadana aparece recurrentemente entre las principales preocupaciones de los habitantes de las ciudades. Sobre todo en Latino-américa, la región más urbanizada y desigual del planeta, donde el 80% de la población –más de 450 millones de personas– vive en ciudades y casi el 25% –alrededor de 110 millones– vive en asentamientos precarios o barrios marginales. Y también en Argentina, donde –según datos del censo nacional de 2010– la población urbana equivale al 89,13%.
Pero existen otras preocupaciones de las que poco se habla, aunque también afectan el bienestar colectivo e individual y la economía: las dificultades de acceso al suelo, la estructura y la organización de las ciudades, que en ausencia de planificación adecuada y suficiente consumen sin control recursos energéticos y tiempo, generan gentrificación y desplazamientos hacia las periferias, exigiendo a los ciudadanos una suerte de hipoteca vital, no sólo para comprar o alquilar una vivienda en la ciudad, sino para pagar los costos de transporte al lugar de trabajo.
Así, muchas ciudades sufren situaciones de congestión vehicular, insuficiencia de recursos energéticos, problemas de agua y saneamiento –que sin duda aumentarán con el cambio climático– y otras dificultades de acceso o disfrute de bienes sociales, económicos y culturales.-------------------------------------
Todo ello pone de manifiesto el creciente protagonismo del urbanismo. Y la urgente necesidad de repensar y ordenar la forma en que crecen y se desarrollan las ciudades. Espacios donde se entremezcla gente de todo tipo y condición, incluso contra su voluntad y aún con intereses contrapuestos, lo que hace evidente que su conformación no puede quedar exclusivamente deferida al poder político –que en no pocas ocasiones utiliza la generación y valorización del suelo urbano como instrumento de financiación–, ni a los cuerpos técnicos que presentan sus visiones tecnocráticas, ni al libre juego de la oferta y la demanda.-----------------------------------------------------
Los aportes de todos esos sectores son relevantes, pero no son suficientes.-----------------------------------------------
Así aparece el urbanismo como un cometido o función, de innegable raíz colectiva y titularidad pública, orientado a la realización del bien común, como algo que concierne –o debería concernir– a todo el mundo.---------------------------------
La generación de condiciones favorables orientadas a la calidad de vida y al desarrollo económico, la información pública y la participación ciudadana, el acceso a la vivienda, a un hábitat digno, a los bienes culturales y la cohesión social –que los alemanes llaman, sin vueltas, mezcla social–, son valores, principios e instrumentos que forman parte del denominado derecho a la ciudad. Que es bastante más que un derecho –individual o colectivo– de acceso a los bienes que la ciudad contiene u ofrece. Es un derecho a cambiar y reinventar la ciudad de acuerdo con los deseos y las necesidades de sus habitantes.--------------------------------
El sociólogo urbano Robert PARK sostiene que la ciudad “es el intento más coherente y en general más logrado del hombre por rehacer el mundo en el que vive de acuerdo con sus deseos más profundos. Pero si la ciudad es el mundo creado por el hombre, es también el mundo en el que está condenado a vivir. Así pues, indirectamente y sin ninguna conciencia clara de la naturaleza de su tareas, al crear la ciudad el hombre se ha creado a sí mismo”. Y el geógrafo y urbanista inglés David HARVEY, agrega que la cuestión de qué tipo de ciudad queremos no puede estar divorciada de la que plantea qué tipo de lazos sociales, de relaciones con la naturaleza, de estilos de vida, de tecnologías y de valores estéticos deseamos, “(e)l derecho a la ciudad es mucho más que la libertad individual de acceder a los recursos urbanos: se trata del derecho a cambiarnos a nosotros mismos cambiando la ciudad”.
Si ambos están en lo cierto, la cuestión de qué tipo de ciudad queremos, no puede separarse de las relaciones que logremos construir –con los demás, con el medio ambiente, con el presente y con el futuro – y de las respuestas que demos a las preguntas que nos hagamos sobre qué tipo de personas queremos ser.------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------(*) Abogado (UNMdP). Magíster en Derecho Administrativo (Universidad Austral). Director del Instituto de Derecho Administrativo el Colegio de Abogados de Mar del Plata----------------
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1 comentario:
Me gustó mucho la publicación. SIn embargo sería interesante tener acceso a la fuentes y tal vez presentar algunas definiciones o puntos de partida, cómo que se entiende por urbanismo, desarrollo urbano etc.
Muchas gracias pos el post!
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